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Lograr objetivos de vida, o sea, cambios radicales en lo que está mal para así llegar al equilibrio, es decir, el balance de nuestra energía
Este seminario fue de Medicina Natural Fundamenal, que significa: Fundación de Medicina Natural Latinoamericana de Venezuela, dirigido por el Dr. Rodolfo Rivero R., psicoterapeuta, parapsicólogo y acupunturista. El grupo estaba formado por la mayoría del que asistió el mes anterior a la Gran Sabana, bajo la conducción de Hildebrando Bastidas, quien conjuga la religión católica con prácticas esotéricas de la filosofía oriental.
Esta vez, el seminario fue una aventura que se realizó en una casa solariega, en el Manzano, cerca de Barquisimeto. Las experiencias fueron distintas a las de la Gran Sabana, que fueron increíbles. Allá hicimos limpieza con trabajo místico, esotérico y hasta brujeril, digo yo. En el Manzano, la limpieza se hizo con ejercicios duros, de los cuales, unos eran acertados, otros no tanto. Trataban de darnos una enseñanza sobre budismo, con mucho material, (alguno muy bueno); pero difícil de manejar, mucho menos asimilarlo en un fin de semana. Por eso, considero importante escribir una pequeña síntesis de mis lecturas sobre esa doctrina: El Budismo, es una doctrina filosófico – religiosa, que nació en la India. Buda, en sánscrito, quiere decir: el Iluminado, o sea, que se descubre la verdad sobre la vida y el universo, desde dentro de uno mismo. Su ley básica es la de la impermeabilidad, eso significa el cambio constante de las cosas, ya nada permanece igual. El Iluminado Buda, según escritos de sus alumnos, era un príncipe hindú, quien desde joven estudiaba teorías filosófico religiosas de la época, las analizaba y decidió abandonarlo todo para buscar, por medio del ascetismo, un camino de interiorización, sorteando una vida de despojo material, martirio físico y sublimación del ser interior, hasta que llegó a ser lo que su doctrina denomina un Iluminado. Los objetivos del seminario eran los siguientes:
- dar a conocer la doctrina budista
- desarrollar los valores del ser
- aumentar y mejorar la comunicación
- eliminar tensiones y temores
- utilizar los talentos innatos
- usar el poder subconsciente de la mente para lograr mayor prosperidad y abundancia
- cumplir consigo mismo y con los demás
El seminario se denomina: “Sendero Uno”. La reunión inicial sería en casa de FIFA. Los participantes comenzaron a llegar a las 4 PM, ya que a las 6 PM nos recogería la buseta. Amalia, María y Violeta, llegaron a eso de las 5; pero María, antes de entrar, actuó como si estuviera iluminada, al presentir el hambre que iban a pasar y dijo: “No entremos todavía. Vamos a la Panadería de la esquina a merendar”. Así hicimos, tomamos café con leche y bizcochos. Violeta compró un buen surtido de turrones, bocadillos y galletas para llevar, gracias a Dios, pues muchos de los jóvenes aguantaban con estas chucherías, ya que en el Manzano, los organizadores no se iban a preocupar por esa trivialidad de estar comiendo tres veces al día, mucho menos, ofrecer una cena esa noche. Los discípulos de Buda se sacrifican y comen el mínimo posible, así que con la merienda de la panadería, estuvimos hasta las 11 AM del día siguiente, cuando nos sirvieron un frugal desayuno, digno no de un budista, sino de un pajarito, consistía en: 10 gr de granola, media fruta y una tacita pequeña de té. Será mejor que comience a narrar la aventura desde nuestra llegada a casa de FIFA, en Barquisimeto. Cuando regresamos de la panadería, encontramos que en la reunión estaban todos en silencio. Violeta entró primero y fue a abrazar a Darcy, que estaba junto a la puerta, en forma efusiva. Darcy se quedó mirando como una estatua, ni siquiera pestañeó. Violeta pensó: “¿Qué le pasará?, Yo no le he hecho nada. Solo quería saludarla con un abrazo”. A sus interrogantes, se le acercó un negrito, alto, delgado, con túnica y un turbante (un atuendo de maestro) y le dijo: “Por favor, cállese y haga voto de silencio...”
María entró de segunda y fue advertida por Pedrito, quien le hizo señas. Ella no entendía, y se lo hacía saber con gestos. Si se las hubiera hecho a Violeta, a lo mejor, tampoco habría entendido. No nos podíamos comunicar, pues si nos lo hubiera comentado, habríamos salido corriendo. En resumen, había comenzado el “culto del Silencio”, que duró hasta las 8 PM, hora en que llegó la buseta. Creíamos que había terminado; pero no, el silencio debía seguir...
Sobre ese ejercicio, hice unas lecturas posteriores, me gustaron e impresionaron las siguientes frases de Sai-Aiko Darmacharí:
1 “Conocer a los hombres viene a ser la verdadera ciencia del hombre”
2 “Tu silencio hace sembrar lo que tu palabra puede destruir”
3 “La libertad de pensar en silencio es la que hace al hombre soberano”
Sai-Aiko Darmacharí
Aproximadamente a las 8 y 30 PM, subimos a la buseta, guiados por dos jóvenes cara de piedra y el negrito, que supusimos, era el maestro. Al ubicarnos en la unidad, comenzamos a hablar y a reírnos, como buenos venezolanos, para soltar la tensión de 3 horas en silencio; pero como anoté anteriormente, el silencio no había terminado. Subió a la unidad el profesor Skilo (Prof. de Literatura), poeta y dirigente de grupos de orientación hasta de USA., una persona muy alegre y cariñosa, quien, con gran entusiasmo, nos saludó; pero fue interrumpido bruscamente por una de las jóvenes cara de piedra, que parecía, además, mordida por mapanare, lo tomó del brazo y le dijo: “El silencio no ha terminado y Ud., no va aquí, vaya a su automóvil. No a las visitas”. Al Prof. Skilo le tocaba llevar las maletas de todos en su auto, y él, había subido a la buseta a llevarle unas medicinas a su esposa, Mary. Se retiró de la unidad, muy disgustado. FIFA, también muy contrariada, preguntó: “¿Por qué no dan las instrucciones antes del seminario? Pues estamos muy viejos para esto.”
La joven la mandó a callar y no le dio respuesta. No quedó más remedio que comunicarnos con los ojos. La joven general, se dirigió al grupo: “Continúen en silencio, pues les espera un seminario maravilloso” (El inicio de esta maravilla no lo fue tanto; los participantes íbamos muy disgustados.) El Seminario “Sendero I”, fue creado y dirigido por el Dr. Rodolfo Rivero, quien con su grupo, nos hizo sentir budistas por tres días. Los objetivos, anotados al principio, perseguían el manejar los problemas, las tensiones, ahora justifico un poco el trato, ya que es conveniente reaccionar ante lo inesperado y cuando el trabajo se hace sobre: miedo, temores, culpas y resentimientos, se está enfrentando el ego insano de la negatividad, el fracaso y la infelicidad para propiciar la aparición de un ego sano de auto confianza, éxito, con la prosperidad y evolución del ser interior. La joven que actuaba de “Bus moza”, repitió antes de bajar: “el seminario será maravilloso”, sin ninguna emoción, como si dijera esa pared es gris o ese cochino es azul. Cuando llegamos, solo se nos dirigía la palabra para dar una orden o señalizar una regla que aparecían en carteles por toda la amplia y bonita casa. Nos entregaron una hoja, al llegar, para firmarla. Era el REGLAMENTO, que ya estábamos cumpliendo hacía largo rato. Las normas no se discutían ni había permiso para preguntar nada. Esto me dio un aprendizaje: debí memorizar las normas y no firmar, pues esas reglas se acentuaban en una especie de disciplina monástica, conventual, medieval. Si el maestro coñaceaba a algún participante o le soltaba una serie de improperios a otro, no podía defenderse, debía seguir en silencio y obedecer humildemente. Muchas de mis compañeras: Amalia, María, FIFA, Mary, etc., y yo estábamos que estallábamos, posteriormente reconocí, muy a mi pesar, que en algunos casos sirvió para soltar el ego. Se hicieron múltiples ejercicios y juegos, donde la mayoría de las veces no la pegábamos ni con cola, y eso que en el grupo había personas que sabían sobre talleres, dinámicas, estrategias y técnicas, personas sensatas y equilibradas como Skilo, Mary, Amalia, FIFA, etc. Había un grupo de jóvenes interesado en adquirir nuevos conocimientos. Uno de ellos, muy preocupado, al segundo día, se quejaba: “En las próximas 12 horas solo tenemos para comer la avenita que quedó del desayuno y el tesito” A él no le gustaba la avena, se consolaba diciendo: ”Menos mal que a Violeta le quedan algunos dulces. Dame algo antes de que se te acaben”. Ella le ofrecía turrones y chocolates, también a otro que estaba a su lado. Este último casi los agarró; pero a pesar de quererlo, el buen mozo hambreado dijo: “No, mejor no me den nada. Sólo debemos comer lo que ellos nos dan.” Buen ejemplo de disciplina para los mayores, que somos más refunfuñones.
En general, creo que la gente ganó. El Coordinador advirtió que no aceptaba críticas, que podía devolver el dinero a quien quisiera retirarse. Existían multas para todo: cuando uno cometía un error, le mostraban un cochino azul de plástico, que significaba multa – fallo. Técnicas exageradas. Yo haría sugerencias en cuanto a trato, tiempo, cronograma, para asimilar en mayor magnitud tan buen material. El tiempo estimado para lectura fue muy poco, el material, mucho. Considero que se dieron algunos eventos espirituales interesantes en atención a algunas personas. La primera mañana, tuvimos un despertar hermoso, con una música hindú muy apropiada. La segunda mañana, no tan buena y la música, inapropiada. La primera noche, nos desvelamos. Dormíamos en el suelo, en alfombras o sleepings. Estábamos tan cansadas, que no sentimos a las hormigas que nos picaban. La segunda noche si los sentimos y hasta Violeta les soltó su coñazo. Miriam y Amalia le decían: “aprendiste rápido lo de los coñazos, menos mal que las hormigas no se rebelan como nosotros, solo te pican.” En la madrugada, la campanita para levantarse y música estruendosa, una prueba más. Amalia, Violeta y sus amigas, después que firmaron, no les quedó más remedio que obedecer, de buena fe, pues había personas nerviosas, intolerantes, algunas de ellas no lograron sentarse en el trono (La poceta), porque tenían un guardia en la puerta que contaba los minutos estipulados, además seguimos compartiendo el silencio, que era dejado solo cuando estábamos realizando un ejercicio en una serie de mini grupos. La dirigente del nuestro era Amalia, quien lo hacía muy bien. El seminario ayudó a compartir en ese silencio y a comunicarnos cuando hacíamos ejercicios y juegos. Si fallabas, te sacaban el cochino azul de plástico, que como ya anoté anteriormente, significaba multa. No sé si esa treta era buena. Me pareció un poco infantil. Así y todo, costó mucho centrar a las personas en el “Yo Soy”, “Yo decido” y “Yo amo”.
El “Coordinador Payaso”, como él mismo se denominaba en muchas ocasiones, aplicó una serie de ejercicios y estrategias para mover las emociones, los sentimientos, sobre todo, los negativos, todo ese caudal que llevamos por dentro y tanto tiempo guardado. Logró también, que algunos, con las terapias apropiadas, soltaran esa piña escondida. Amalia y Violeta fueron muy bien tratadas por el Dr. Rivero. Este, le dijo a Violeta: “Tú puedes ser conductora, no necesitas los escalones de servicio”. Y a Amalia le dijo: “yo hasta me casaría contigo”, así que las dos pueden integrarse a mi equipo. Quedamos contentas y tomamos en serio el seminario. Yo, humildemente, sugeriría que dentro de esa corriente filosófica budista, al formar los grupos, se tomaran en cuenta los Siddis, que menciona Rubén Cedeño en su libro “EL Mundo Astral”, los cuales son:
El manejo de las reglas tuvo sus altos y bajos. Yo, personalmente, no acepto reglas impuestas sin explicaciones, amo la libertad y respeto la libertad del otro y cuando la imposición es muy fuerte, siento que no solo se está faltando a la libertad, sino también al libre albedrío; pero después de este trabajo, reconozco que pude ganar en paciencia, ya que tengo poca. Los compromisos fueron asumidos desde las dos vertientes, desde el punto de vista del grupo, vigilado por un elenco increíble, que tuvo su razón de ser, pues como a mitad del trabajo, nos enteramos que las jóvenes ayudantes (que yo llamo caras de piedra), eran la personificación de nuestros egos. Desde el punto de vista individual, asumimos nuestras tareas, los juegos y los compromisos, todo esto se dio en un arduo trabajo, día y noche, con escasas horas de sueño. Dormíamos cuatro horas por noche. Entre las tareas, había muchas de análisis introspectivo, con una serie de ejercicios escritos, nos dieron muchas lecturas, me llamó la atención una que decía así: “El hombre es como una cebolla, ... el sentido del “YO” y de lo “mío” debe estar vigilante, no perder su temperamento en pequeñas cosas, porque eso, bloqueará su progreso” Sai – Aiko Darmacharí.
Esta lectura, la relacioné con los disgustos que teníamos para las tareas cotidianas, como ir al baño, cambiarse de ropa, bañarse, dormir cómodo, etc., sé que son importantes dentro de la rutina diaria; pero algunas compañeras se enfurecían por no poder arreglarse como acostumbraban. En una ocasión, una de las participantes le preguntó al Coordinador: “¿Cuándo nos bañaremos?, esto no puede continuar así”. Él respondió: “Ya te he limpiado el aura, tus cuerpos sutiles, te ayudo a limpiar tu conciencia, ¿qué más carajos quieres? ¿Acaso te molesta tu propio sudor?”
Mi aprendizaje de este ejemplo, aunque no estaba de acuerdo con el “Carajazo”, es el siguiente: para no sentir tantas molestias por falta de baño, usaré una bata goajira si vamos a otro encuentro budista, nuca iré de blue jeans, pues aunque son aguantadores, dormir y estar todo el día con ellos no es agradable. Después de este suceso, el baño se dio en dos ambientes, 15 personas para cada uno, tiempo: 30 minutos. ¿Qué les parece? Todo se puede, señores...
Una de las tardes, se realizó una especie de compartir, donde se hacían cuentos y se echaban chistes. Yo pensé: esto está mejorando; pero el encargado del seminario, contó unos groserísimos, que no eran de salón. A mí no me gustaron, ni a muchos del grupo. No creo ser anticuada; pero es que eran muy groseros. Los compañeros que estaban a mi lado: FIFA, Miriam, Amalia, Skilo, Mary y otros, se alarmaron. Comprendí que era una prueba más y que somos nosotros quienes debemos trabajar esa parte no tolerante. Otra tarde, se celebró la prosperidad con una piñata llena de regalitos y billetes nacionales y de dólares (por supuesto, de juego). Nos relajamos y participamos. A todos se les salió el niño, especialmente a Amalia, que recogió tanto dinero como para repartir entre todos los participantes. Ella siempre se destaca en los juegos, en el de la guerra, con su mini grupo, nos sacó adelante y si no me equivoco, casi ningún equipo pudo hacerlo. Cierre del Seminario.
Conclusiones sobre el logro de los objetivos:
Los objetivos de tareas como: la guerra, el ego, los riesgos, análisis de virtudes y roles, el éxito y la prosperidad, los miedos y la aplicación del PRIC, que significa: Programación Interna Creativa, que si se realiza diariamente, nos ayuda a obtener los siguientes beneficios:
- Aumento de la receptividad a nivel de conciencia
- Ponerse en proyección creativa interior para hacerlo bien en el exterior
- Reducir miedos, tensiones y ansiedad
- Disminuir el parloteo del ego
- Lograr objetivos de vida, o sea, cambios radicales en lo que está mal para así llegar al equilibrio, es decir, el balance de nuestra energía.
Regreso y despedida.
El regreso estaba pautado para el domingo a las 8 PM. Llegamos a Barquisimeto el lunes a las 2 AM. El marido de Amalia, Víctor, nos esperaba frente a la casa de FIFA, furioso, y nos dijo: “Lástima que no sean mis hijas para formarles un peo. Imagino que el próximo fin de semana se irán con los Krisnas” Amalia, suavecita, le dijo: “Lo pasamos muy bien, el Maestro fue muy atento con nosotras y nos trató con mucha deferencia”; pero ni por asomo, le dijo sobre la propuesta, no solo de que trabajáramos con él, sino la de matrimonio: “Amalia, yo hasta me casaría contigo”. Cuando llegamos a Valle Hondo, a casa de los Michal, lo más rico fue darnos un baño de media hora y tomar el té con Tatiana, (hija de Amalia), que esperaba ansiosa que le echaran los cuentos del viaje a El Manzano. Le dijo a Violeta: “Sigue contándome y escribe las experiencias, pues a mí no me gustaría que se fueran con los Krisnas y regresaran pelonas, con una trenza en la cabeza. JAJAJA... Yo, pronto, voy a escribir un libro que se titulará: Mi mamá y sus amigas metafísicas.”
Feliz regreso, y hasta la próxima