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El año 2015 marcará un antes y un después en la revolución digital. Los cambios se están produciendo tan rápidamente que nos cuesta entender que las cosas no volverán a ser como eran antes
El año 2015 marcará un antes y un después en la revolución digital. Los cambios se están produciendo tan rápidamente que nos cuesta entender que las cosas no volverán a ser como eran antes. Sin embargo, cambios en las directivas de los principales bancos y grandes empresas enfocándose a lo digital nos demuestran donde está el camino ya que multinacionales entidades financieras solo se centran en aquellos lugares que son verdaderamente rentables. El negocio está en Internet y también las nuevas pautas de consumo y comportamiento social. No volveremos a ser lo que éramos.
Este cambio no solo se está produciendo en los bancos y las grandes empresas sino también en las startups como el comparador Packlink.es que revolucionó al sector de la logística al conciliarlo con el ecommerce. Y es que el ecommerce ha dejado de ser el pasado para formar parte del presente cotidiano de cada uno de nosotros. Es sencillo, lo que antes se vendía en la calle ahora también se vende en internet. Lo que hoy se vende en la calle puede que en cinco o diez años solo esté en Internet por la comodidad y el ahorro que suponen a clientes y empresas.
Justo como Packlink, llevar sectores tradicionales al online es lo que están haciendo bancos y grandes empresas durante todo este año. BBVA, Santander, Mcdonalds, Benetton, Sturbucks, etc… están haciendo de su estrategia digital una prioridad. Llevamos tantos años diciendo que Internet es el futuro que no nos hemos dado cuenta que era el presente desde que alguien lo mencionó por primera vez. Hoy el posicionamiento en motores de búsquedas y redes sociales es una estrategia fundamental para cualquier empresa y las grandes pugnas por la reputación y la imagen de marca se juegan allí en detrimento de televisión, radio y medios de comunicación tradicionales. Pero hay que tener en cuenta que no es solo una cuestión de notoriedad sino también de volumen de negocio.
Las ventas se están trasladando al online y si no estás será tu competencia la que ocupe tu lugar. En definitiva, se trata de supervivencia. Lo analógico y lo digital pueden convivir pero lo antiguo no sobrevivirá por sí mismo si no se retroalimenta de lo nuevo. Dicho de otra forma, los negocios exclusivamente online funcionan y seguirán funcionando y facturando millones de euros pero para que los negocios presenciales mantengan su beneficios necesitan formar parte de la revolución digital. Es en la red donde se están fraguando todos los cambios y no son nuevos consumidores sino los mismos que antes acudían a cada tienda. En ese sentido el auge de los comparadores ha tenido una importancia crucial en estos cambios en los hábitos de consumo. ¿Qué sentido tiene ir a diez tiendas buscando el producto más barato si lo puedo encontrar y que me lo traigan a casa con solo un click? Además, si tenemos en cuenta que estamos conectados el 100% del tiempo, hacer gestiones en internet no nos supone ningún esfuerzo al contrario que salir a la calle a buscar cualquier producto o servicio.