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Reflexión sobre la practica docente. Trabajo a partir de propuesta realizada en la asignatura Epistemología de la carrera Lic. en Tecnología Educativa-UTN
¿Quién soy como educador/a?, ¿Por qué enseño de esta manera?, ¿Cómo puedo lograr que mis estudiantes aprendan lo que pretendo enseñarles? entre otras preguntas son las que nos planteamos los profesora en algún momento de nuestra carrera. Es posible que algunos hayan desistido de buscar respuestas y decidan solo dictar su clase sin sobresaltos de manera “bancaria” como lo definiría Paulo Freire. Esta manera es la más sencilla: es llegar al aula, depositar el conocimiento enciclopédico en la supuesta tabla rasa que son los estudiantes y a fin del periodo escolar pedirles que memoricen y repitan todo lo que se aprendió. Mientras más información tenga el estudiante, memorice y repita, mejor estudiante será. Este tipo de educación tradicional es la que lamentablemente predomina en las escuelas.
Muchas tareas son realizadas en modo automático. Las hacemos por hacer, por inercia, porque así lo establece la rutina. Difícilmente uno se pregunte el porqué, la razón de hacer las cosas que se hacen. Las acciones se realizan tales como las realizaban aquellos soldados que montaban la guardia del banquito en el cuento que nos cuenta Eduardo Galeano. Nunca dudaron ni preguntaron. Si así se había hecho, por algo seria. Probablemente pasen treinta y un años, dos meses y cuatro días hasta que nos planteemos la necesidad de un cambio.
Esta necesidad de cambio surgirá de educadores que incansablemente busquen responderse estas preguntas, es decir buscaran reflexionar sobre los elementos que constituyen su propia práctica docente. Esto significa adoptar una actitud crítica frente al trabajo áulico y extra áulico que se realiza; a tomar distancia de la realidad para analizarla. Implica también, en muchos casos, apartarse del camino ya marcado, del que nadie tradicionalmente se aparta. A esta manera de posicionarse frente a la educación y a la propia práctica se la denomina epistemológica. El objeto de estudio de la epistemología de la educación es estudiar críticamente la educación es todos sus aspectos con el fin de perfeccionarla, de resignificarla y transformarla A partir de esta reflexión epistemológica se puede hacer un diagnóstico de los progresos y retrocesos escolares con el fin de profundizar en los primeros y superar los segundos. Solamente leyendo la realidad educativa de manera crítica es que lograremos cambiar nuestras relaciones y prácticas como docente. La realidad que se estudia está en constante cambio ya que es un fenómeno social, cambiante y susceptible de ser afectado por múltiples factores intra y extra escolares. De ahí nace la necesidad de una reflexión constante y continua del propio quehacer docente.
Los principales aspectos de la educación a los que se les debe dar una nueva significación incluyen: la organización curricular en tantos contenidos y objetivos de la educación; la relación entre el sujeto que aprende y aprehende y el objeto a conocer; la interrelación entre los diferentes espacios curriculares; el ideario institucional y la relación con la comunidad educativa, entre otros factores. La decisión de resignificar la educación es una tarea casi titánica. Exigirá de nuestra parte una fuerte posición autocritica y una combinación dialéctica de acción y reflexión, de teoría y práctica, de pensamiento y realidad. También nos encontraremos con obstáculos, que si bien son condicionantes no son determinantes. El sistema educativo actual se caracteriza por su natural resistencia frente a los cambios y su tendencia a la educación tradicional. Es crucial que el educador asuma la contradicción entre su postura ideológica frente a su relación con la educación y los educandos y con la institución en la que enseña. Solamente reconociendo esta obvia contradicción se la puede resolver.
El ambiente en el que se imparte educación debe ser democrático y abierto a las inquietudes y sugerencias que nos puedan brindar los educandos. No debemos olvidar que tanto nosotros como ellos estamos en una humilde posición de aprender. Enseñar no es transmitir conocimientos sino crear las posibilidades para su propia construcción. El conocimiento no es algo ya creado, es algo que se crea entre todos los participantes. Nuestra actuación docente frente a los educandos debe ser humanizante, de buen trato, cercana y permeable al cambio. El docente debe buscar situaciones dialógicas y que sea el educando quien sea un sujeto transformador y activo participe de su propia formación. Se debe fomentar la curiosidad natural ante las cosas, la admiración y la capacidad de duda ante los hechos e informaciones que se dan como veraces.
A modo de conclusión, se plantea una situación que se da en típicamente en el aula. Si bien se reconoce que la construcción del conocimiento es vital en la educación y muchos docentes estamos familiarizados con la teoría de la pedagogía crítica en la realidad la situación es otra. Muchas veces cuando los estudiantes empiezan a cuestionar la razón de las cosas, muchos docentes buscan callar esas voces “rebeldes”, se los humilla e incluso se los amenaza con la nota porque sienten que pierden autoridad frente a los estudiantes. Los ejemplos son varios: “por qué tenemos que estudiar, por qué tenemos que tener prueba, por qué no podemos…, etc.”¿No sería mejor preguntarnos nosotros mismos por que hacemos lo que hacemos? ¿No sería mejor que ellos también participen en la toma de decisiones? Otro ejemplo es el de docentes de lenguas extranjeras que sienten que serán menospreciados si no saben el significado de una palabra. ¿No sería mejor que asuman que se pueden equivocar y proponer que sean los estudiantes que busquen el significado de manera autónoma? En estas y otras situaciones se demuestra que todos pueden aprender de todos y que el conocimiento se construye entre todos los participantes de la educación.