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El gran problema para la OEA es que la mayoría de los ciudadanos que integran los Estados miembros sufren de ansiedad, depresión, enfermedades virales y desordenes oníricos
Aventis
La Carta Democrática que aplica la Organización de Estados Americanos- OEA- a los países en conflicto no es fácil, porque hay empresarios como personalidades que le apoya y, solo basta leer lo que informa la mesa de trabajo en cada Convención para darnos cuenta del engaño secuencial que es sometido el pueblo de manera internacional. Recordemos, los diplomáticos y embajadores no son de carrera y, por cada resolución asumida, existe un beneficio por su participación en dichas plenarias.
Las consultas biométricas siempre se han dado, manifestada por los debates internos, antes de ser televisada la Convención, tiene sus resultados dados ya, lo demás es simple juego de palabras.
Además de los Cancilleres y funcionarios de los 35 Estados que la integran, reúne a representantes legales de la región y, miembros de la sociedad civil de todo un Continente. El gran problema para la OEA es que la mayoría de los ciudadanos que integran los Estados miembros sufren de ansiedad, depresión, enfermedades virales y desórdenes oníricos. Otra de las consecuencias de las enfermedades mentales en general son las pérdidas económicas que suponen, estimadas en un billón de dólares al año.
Bajo algunos pactos, cruzan la frontera costarricense, personas de Haití, Cuba o países africanos y asiáticos que buscan llegar por tierra a Estados Unidos. Llevando tras de sí un cumulo vertiginoso de enfermedades virales.
El sociólogo brasilero Vinicius Sartorato explica que muchas de las enfermedades crecientes en el mundo tienen orígenes sociales y laborales.
“La presión psicológica sobre los trabajadores para que logren siempre mayor productividad, dentro de una lógica de concurrencia y competición, muchas veces valiéndose de jornadas abusivas, demuestran una relación directa con enfermedades como depresión y ansiedad”, explica. Asimismo, indica que otro aspecto importante en el registro de ese tipo de enfermedad es “la adición actual a la tecnología, cada día más común”.
Cuando visitó por primera vez Nicaragua, en 2016, Almagro le contó a Daniel Ortega Saavedra, en su reunión privada de su admiración por la lucha del General Augusto C. Sandino, de cómo en la universidad formó parte de círculos de estudio de la gesta del héroe nacional, lo que puso muy contento al dirigente rojinegro. En esos años, Almagro comenzó a negociar el paquete de reformas electorales que luego congeló, en acuerdo con Ortega, porque talvez él no había comprendido la situación del país que ya estaba en crisis y el respiro que le estaba dando al régimen sandinista.
Los países, deben avanzar en su agenda política y cumplir con las conversaciones que están teniendo lugar
Recordemos que un grupo de miembros de la sociedad civil correteó a Almagro en República Dominicana, Washington y Panamá, para pedirle que interviniera en el país, dos años antes del estallido de la rebelión social. Almagro pensó que no era el momento y tomó el tema con mucha calma. Luego de un año de visitas y pláticas sobre las reformas electorales no hubo avances. A comienzos de 2018, la OEA no tenía nada sobre las propuestas en el folder de Nicaragua.
Sin embargo, el Secretario General de la OEA no podía haber ignorado que en 2008 el régimen de Ortega cometió un gigantesco fraude en las elecciones municipales que fueron sancionadas por el gobierno de Barack Obama a través de la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, con la cancelación del programa de $100 millones de dólares para construcción de la carretera Nejapa-Chinandega. Pero, los Clinton tenían sus intereses en Haití, como una excusa a sus intereses personales y la ONG que direccionaban con grupos de empresarios ligados indirectamente a la OEA y que podría incidir en Venezuela por lo que hoy, conocemos como Arco Minero.
El gran problema para la OEA es que la mayoría de los ciudadanos que integran los Estados miembros sufren de ansiedad, depresión, enfermedades virales y desordenes oníricos. La OEA, se hizo de la vista gorda en Centroamérica y Latinoamérica, sobre todo, en el caso de los partidos políticos. Lo bueno en Daniel Ortega Saavedra es que hace caso en asuntos políticos, no importando que sus consejeros sean de derecha o izquierda, Aprendió mucho de Fidel Castro Ruz ser un buen comunista, lo que Nicolás Maduro Moros no lo refleja, aunque tuvo una temporada en Cuba, es cuestión de individualismo y lucha de clases. Nicaragua nos daba leche de larga duración de muy buena calidad y algo de café, porque, el nuestro la FANB permitía que se lo llevarán a Colombia y en una feria del café en Cali, Bill Jefferson Clinton preguntó de donde era ese café, el expositor al ras, le dijo que de Venezuela. Es que, somos un país bendito y hoy, los rusos siembran casi treinta mil hectáreas de plátanos en Santa Bárbara del Zulia para exportarlo a su país originario, y los especuladores nos lo traen a Valencia, Carabobo, a cinco plátanos por diez mil bolívares, lo que implica el foso económico en que se encuentra nuestro país y la FANB que es ahora vigilante de nuestros alimentos y no de la patria, permite estas insolencias económicas.
En una entrevista le preguntaron a Almagro si en Bolivia hay una democracia y respondió: “En Bolivia hay una democracia. Hay un presidente electo cumpliendo un mandato legítimo”. En esa misma entrevista soltó la “bomba” de comparación entre Nicolás Maduro y Daniel Ortega que hacen dudar del juicio de Almagro sobre la “troika de la tiranía” como la ha llamado la Administración de Donald Trump.
Sabemos que hay presidentes indisciplinados, pero, la corrupción significativa de algunos países, más su impunidad nos lleva a reflexionar y a crear niveles para comenzar analizando su Consejo Nacional Electoral.