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Los Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apoocalipsis.Son alegorías de la conquista o la guerra, el hambre y la muerte
Los Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apoocalipsis.1 El capítulo habla de un pergamino en la mano derecha de Dios que está sellado con siete sellos, en ese escenario Jesús abre los primeros cuatro sellos de los siete, liberando a estos jinetes que montan en sendos caballos blanco. bermejo, negro y amarillo. Según la exégesis representan y son alegorías de la conquista o la Gloria, la guerra, el hambre y la muerte, respectivamente, aunque solo a este último se le designa por este nombre.
Los cuatro jinetes del Apocalipsis en la mitología universal.
«Miré, y vi un caballo bayo. El que lo montaba tenía por nombre Muerte y el Hades lo seguía: y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra.»
Apocalipsis 6, 7-8
El corpus mitológico, quizá más que ninguna otra cosa, constituye un fiel reflejo de la psique humana oculto tras una cortina de palabras; disfrazado por una letanía de experiencias e historias prodigiosas que lejos de ser simples fábulas, esconden una ingente cantidad de información simbólica. Si los personajes principales de estas historias son dioses, monstruos, magos o simples mortales, carece de relevancia. A los protagonistas de estos cuentos legendarios los consumían las mismas cuestiones, los mismos deseos y los mismos miedos. Los antiguos nos hablan a través de ellos como profetas de un tiempo lejano, sobre el significado de la vida y de la muerte, los límites de la ley, las normas sociales y el origen del mundo. Además, estos textos les permitían explorar libremente lo indigno, lo sádico, lo inmoral, el poder, la vergüenza, la preocupación por el futuro o incluso, la corrupción del alma y su salvación.
Y la Biblia está plagada de las mismas referencias mitológicas, al igual que otros textos sagrados. Sus reflexiones nunca fueron nuevas ni pretendían serlo. Quizá tampoco podían, pues los anhelos y temores más profundos de los seres humanos se han mantenido invariables a lo largo de miles de años.
Pero hay en especial tres horrores primitivos que, por encima de cualquier otro razonamiento o sentimiento, han influido de una manera poco común en el devenir de nuestras vidas. Tres características permanentes de nuestra existencia que, como parásitos, amenazaban con destruirnos y al mismo tiempo, nos daban fuerzas para seguir adelante y fijarnos nuevos límites como especie.
En el occidente cristiano, se los conocía con el nombre de Jinetes del Apocalipsis. Sin embargo, su esencia era mucho más antigua y universal. Pese a ser bautizados con distintos nombres, encarnaban la misma realidad demoledora, una realidad que aún está presente en el siglo XXI.
Epezando por el último:El caballo negro: El Hambre
En algunos lugares las hambrunas eran solo estacionales o intermitentes, pero en otros podían prolongarse de forma indefinida, bien debido a fuertes nevadas, a territorios hostiles o a disputas entre tribus. Esos momentos de necesidad extrema empujaron a la población a recurrir al canibalismo como medio para saciar el hambre. En ciertas zonas, sobre todo entre los nativos de Papúa Nueva Guinea, las tribus canacas de Nueva Caledonia, o entre los Shuar del Amazonas, esa actividad ocasional se convirtió en costumbre y se normalizó llegando a formar parte de su cultura.
Los hijos de Pindorama | Canibalismo en Brasil (1557)
En diversas ocasiones los sucesos fueron trasformados en historias, pues eran considerados actos atroces más propios de animales que de humanos. Así nacieron unas criaturas humanoides terribles presentes en la mitología de algonquinos o la de los amerindios. Si una persona se alimentaba de carne humana, sufría una metamorfosis y se convertía en un espectro denominado wendigo. En el Oriente Próximo existía una figura similar: el ghoul, un demonio necrófago de origen árabe. A estos los acompañaban en Europa los mitos sobre los hombres lobo, los vampiros o el rougarou, en Francia. En Inglaterra destacaba el kelpie, animal que atraía a la gente a los lagos y los ahogaba para después devorarlos. También exhibían un comportamiento similar los Yaguareté-Avá de los guaraníes, en Sudamérica. Y estas son solo unas cuantas referencias sobre la existencia del caballo negro, que estuvo presente en los albores de la humanidad y aún hoy sigue causando estragos.
El caballo Rojo: La Guerra
La guerra es y siempre ha sido otra constante de nuestra existencia en la Tierra. Desde las luchas primigenias por el dominio del mundo presentes en la Teogonía, donde los Olímpicos y los Titanes se disputaron el control, a los acontecimientos relatados en la Ilíada, o las batallas épicas y las grandes gestas asirio-babilónicas, como la epopeya de Gilgamesh, tan influyente en textos posteriores, así como las reyertas constantes entre los Dives y las Peris de Persia (los llamados «demonios de la hermosa especie»); la guerra ocupa la mayor parte de los argumentos de estos mitos y en muchos casos es la temática predominante, por encima del amor, la amistad o la justicia.
Aunque los jinetes aparecen brevemente en el libro, su importancia radica en la cantidad de representaciones artísticas y generalmente en la influencia que tuvieron sobre la cultura occidental.
Son ellos 1- Caballo blanco, 2 caballo rojo, 3-caballo negro y caballo amarillo.
Cabalgado por el jinete de la conquista.
Cuando abrió el primer sello, oí al primer ser viviente, que decía: Ven. Miré y vi un caballo blanco, y el que montaba sobre él tenía un arco, y le fue dada una corona, y salió vencedor, y para vencer.San Ireneo y San Juan Crisóstomo sostienen que el arquero montado sobre el caballo blanco es la triunfante propagación del Evangelio; una expansión que triunfa gracias al apoyo político. El padre Castellani lo deja claro al interpretar que en la Monarquía Cristiana, la Christianitas, es el orden romano convertido a la ortodoxia cristiana.
Algunos autores, como William Hendriksen, afirman que el jinete del caballo blanco es Jesús de Nazaret.
Portar un arco, un arma para alcanzar grandes distancias, es representación de lo que hicieron los reinos cristianos, apoyando y llevando la evangelización a pueblos lejanos. Como ejemplo de lo predicho aconteció el bautismo de los pueblosgermanos y eslavos o la evangelización de América Salió «a vencer», esas victorias, son las victorias de Constantino, de Teodosio, de Carlos Martel. Aquellos que afianzaron y construyeron sobre el antiguo orden romano, la Romanitas, el orden cristiano que perduró desde Constantini hasta el emperador Carlos V. El milenio que después es narrado en la parte final delApocalipsis.
De los cuatro hombres a caballo, el caballo negro y su jinete son los únicos que se acompañan de una pronunciación vocal
Los detalles mencionados acerca del color del caballo y el tipo de arma que el jinete porta, revela el testimonio de la Iglesia en el primer periodo del cristianismo (del año 31 - 100 d. C. específicamente) lo cual se caracterizó por su pureza de doctrina y el poder ofensivo del evangelio.
Caballo rojo
El corcel rojo1 oalazán lo montado por el jinete de la guerra.
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: «Ven». Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande.
El padre Castellani consigna que desposeída la monarquía cristiana de su existencia vendrá «guerra o rumores de guerra» como dice Jesucristo. Y añade más diciendo que esto «es el comienzo de los dolores» pero «aún no es el fin».Benedicto XV en 1917 declaró: «Jamás hasta ahora se había visto en el mundo la guerra como institución permanente de toda la humanidad». Y ya Castellani advierte que viendo dos guerras mundiales parece como si el mundo se preparase para una tercera.
Caballo negro
Cabalgado por el jinete del hambre.
Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: «Ven». Miré, y vi un caballo negro. El que lo montaba tenía una balanza en la mano.Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: «Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino»
El tercer jinete monta un caballo negro y se entiende generalmente como la hambruna. El jinete lleva un par de balanzas o básculas de pesaje, lo que indica la forma en que el pan se pesa durante una hambruna.
De los cuatro hombres a caballo, el caballo negro y su jinete son los únicos cuya aparición se acompaña de una pronunciación vocal. Juan oye una voz, no identificada, pero procedente de los cuatro seres vivientes, que habla de los precios del trigo y la cebada, también se dice «pero no dañes el aceite ni el vino.» Esto sugiere que el hambre del caballo negro es el de aumentar el precio del grano, pero sin afectar a los suministros de aceite y vino. Una explicación de esto es que los cultivos de cereales hubieran sido más susceptibles en años de hambruna que los cultivos de olivos y viñedos; la declaración también podría sugerir una continua abundancia de lujos para los ricos, mientras que alimentos básicos como el pan son escasos, aunque no totalmente agotados. Por otra parte, la preservación del aceite y el vino podría simbolizar la preservación de los fieles cristianos, que utilizan aceite y vino en sus sacramentos.
Caballo amarillo
SanJerónimo en la Vulgata traduce como pallidus pálido, como traducen Petisco y Torres Amat añadiendo éstos el epíteto de macilento.1o monta el jinete de la muerte.
Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: «Ven».
Miré, y vi un caballo bayo. El que lo montaba tenía por nombre Muerte y el Hades lo seguía: y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra.
El cuarto y último jinete se llama muerte. De todos los jinetes, es el único a quien el propio texto explícitamente da un nombre. Todavía otros se aplican los nombres de «pestilencia» o «peste» a este caballero, sobre la base de traducciones alternativas de la Biblia (como la Biblia de Jerusalén). A diferencia de los otros tres, no se describe con un arma u objeto, en lugar de eso se sigue por Hades. Sin embargo, las ilustraciones de este muestran principalmente que lleva una guadaña.
El color del caballo de la Muerte se escribe como khlômos (χλωμóς) en la koiné original griego, que a menudo se traduce como «pálido», aunque «ceniciento», «verde claro», y «verde amarillento» son otras posibles interpretaciones; por esto es que hay interpretaciones en las que el color puede ser gris, verde, amarillo, pero siempre un color indicando la palidez enfermiza de un cadáver.
El comienzo del verso «se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra» puede referirse únicamente a la Muerte y el Hades, o puede resumir el papel de los cuatro jinetes. Los estudiosos no están de acuerdo en este punto.