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LOS LIBROS QUE LEO: LLUEVE SOBRE LA HABANA de José Luis Muñoz.

02/01/2012 07:50 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Empiezo el año terminando de leer un libro.

Un libro que recibí por correo ordinario, firmado por el propio autor, unos días antes.

El mismo día 1 de Enero por la mañana lo cerraba entre mis manos, lo estrechaba entre mis brazos y me dejaba llevar por la imaginación y el duelo.

El duelo (como quien entierra a un amigo) por terminar una obra que se ha ido filtrando por cada poro de mi piel haciéndome protagonista de ella.

Difícil de expresar y de comprender si no lo has leído, pero yo he estado, por entre cada línea de esta novela, surcando el mar que me llevara a la Habana, he estado en cada casa, en cada lupanar, en cada nevera vacía, en cada una de la mente de sus personajes.

No he viajado nunca a la Habana y Muñoz, ha conseguido que la comprenda y la viva como si hubiera nacido en ella.

He leído muchos libros, cada uno es especial para mí con más o menos intensidad, pero éste ha conseguido transportarme en el tiempo olvidándome del mío, ha conseguido revolverme las entrañas y recoger cada aliento de supervivencia para seguir adelante.

¡Léanlo!

image Llueve sobre la Habana es una bocanada de aire fresco en la novela negra, Muñoz nos traslada a la vida en estado puro, a un mundo de supervivientes, porque Cuba tiene (además de un Fidel que duerme a sus paisanos con discursos de ocho horas) ron, cohíba, sol, imaginación, jineteras, lupanares, mujeres en definitiva en estado puro y hombres desencantados, mujeriegos y a la vez honestos con sus ideales.

TEMA

En una Cuba sumida en uno de sus habituales períodos especiales empiezan a aparecer jineteras salvajemente asesinadas.

El psicópata sexual actúa cada vez con más desfachatez, protegido por el temor a un incidente diplomático.

Rodriguez Pachón, un veterano policía, que conoce las calles de La Habana como la palma de su mano, intentará la caza de ese asesino en serie y topará con la burocracia del régimen.

Pero este instructor policial, castrista a la vieja usanza, desencantado, lector de literatura norteamericana y mujeriego, es un tipo obcecado que no se dará por vencido.

Nadie es totalmente bueno, ni nadie es totalmente malo en esta novela, es cuestión de supervivencia, todo está en venta en Cuba, menos el honor de sus paisanos.

BIOGRAFÍA

Salamanca, 1951.

José Luís Muñoz es uno de los más prolíficos, premiados y consolidados cultivadores de la literatura negrocriminal española y uno de sus miembros fundacionales por su vinculación a la Semana Negra de Gijón desde su primera edición.

Veintisiete novelas, de géneros tan diversos como el fantástico, erótico, histórico y policial, cuatro libros de relatos y un buen número de galardones (Tigre Juan, Azorín, Café Gijón, La Sonrisa Vertical, Camilo José Cela, Ángel Guerra...) le avalan.

Dentro del negrocriminal ha publicado las novelas El cadáver bajo el jardín, Barcelona negra, La casa del sueño, Pubis de vello rojo, Mala hierba, La precipitación, Lluvia de níquel, Úlitmo caso del inspector Ridrñiguez Pachón, La caraqueña del maní, El mal absoluto, El corazón de Yacaré, La Frontera Sur, Marea de sangre, Muerte por muerte y Tu corazón, Idoa, que han recibido excelentes críticas y han sido traducidas algunas de ellas al búlgaro, checo, italiano y francés.

Http://lasoledaddelcorredordefondo.blogspot.com/

http://www.youtube.com/watch?v=T1TuGdkKaho

Gracias José Luis por este libro que me has mandado y por aceptar mi ofreciemiento de hacerte una entrevista para mi programa de radio.

AUTORRETRATO DEL AUTOR

" Siempre quise ser mayor, y ahora que lo he conseguido ya no tiene remedio y no puedo volver atrás. De pequeño me disfrazaba para aparentar más edad: me pintaba barba y bigote con corcho quemado, me liaba una toalla de baño a la cabeza a modo de turbante. Querer siempre ser otro, una obsesión que imagino fue la que me llevó a la literatura. Ahora me dejo barba, bigote, me corto el pelo, me dejo coleta, me afeito el cráneo, y nunca me gusta mi aspecto, me cansa. ....

Querer ser otro. Ése es el drama. Y por eso me he pasado toda la vida escribiendo, primero para mí, luego para los demás cuando alguien tuvo la osadía de publicarme. Ser otro. Un tipo duro de novela negra, un aventurero que se fue en las naos de Colón, alguien cansado de la vida que coquetea con el suicidio, Vlad Dracul, un oficial de las SS...

..... Pero realmente en nada me parezco a los desalmados que habitan mis novelas y soy un tipo tierno, atento y simpático, de estatura media, tímido hasta anteayer, con pelo y barba canas que no me he molestado nunca en teñir, fuerte físicamente gracias a las largas sesiones de bicicleta de montaña, sentimental a ratos. En el colegio unos amigos que me querían bien me decían que me parecía a Gregory Peck; a los veinte años mi rostro y expresión eran muy similares a los de Stevenson, uno de mis iconos literarios; ahora hay días que veo a Robert de Niro en el espejo. .....

La insatisfacción permanente me ha hecho evolucionar. Cuando paseo por la montaña añoro el mar; cuando estoy tumbado en una playa deseo el aroma de los pinos. Soy tozudo y obsesivo, una hormiga que sube una y otra vez una pared de cristal sin desaliento y finalmente consigue rebasar el obstáculo. A veces creo que eso es malo.

.... A mi padre le debo escribir. A sus miles de libros, que entraba en casa escondidos bajo el abrigo, y a su bibliofilia, esa devoción por la obra impresa que me lleva a acariciarla y olisquearla en las librerías antes de comprarla compulsivamente. Eso es lo primero que hago cuando compro un libro: oler su papel. A mi madre, la fuerza para seguir viviendo. A mi hermana, la pasión por el cine inoculada cuando hacíamos novillos y nos perdíamos en cines de programación doble. A mi hermano, mi afán de conocimiento. A mi paso fugaz por la universidad, mi espíritu libertario que sigue en pie.

..... Me gusta viajar. Quizá porque viajar siempre es una huida, no estar nunca en ningún sitio, fluir como un río corriente abajo. A veces tengo ganas de no tener casa ─ ahora casi no tengo ─ ni nada que me ate, ni libros, ni recuerdos, ir de hotel en hotel, de habitación en habitación, ser un nómada perfecto que, en cada paraje, emprenda una nueva vida.

..... A la literatura debo mis mejores momentos, los más álgidos, pero también los más espantosos desengaños, y de ella he recibido golpes que me han noqueado. Considero escribir una actividad de alto riesgo, para la que no todo el mundo está preparado, sumamente nociva, adictiva, un veneno que lentamente te emponzoña las venas y sin el que no puedo vivir. Hay veces que confundo mi realidad con la ficción, que me creo mis propias ficciones e intento literaturalizar mi vida con el peligro que eso conlleva. El día que no escriba, me digo, es que habré muerto.

..... Durante muchos años, más de treinta, fui una persona sedentaria, con un hogar, un trabajo regular, una bonita casa con jardín, una enorme biblioteca, una familia... hasta que me ahogué de felicidad.

.... Me gusta la música del viento pasando entre las ramas de los árboles, y el del oleaje furioso batiendo contras las rocas, y el silencio de las montañas nevadas.

..... A medida que me hago mayor ─ya no hay sutilezas posibles; cada arruga, cada nueva cana me lo dice a gritos─ voy adquiriendo manías, como esta nueva de escribir con un sombrero puesto, un hermoso panamá que me regaló una mujer a la que quise con toda mi alma.

.... Muchas veces tengo la sensación de que soy un impostor."


Sobre esta noticia

Autor:
Nurya De Ponce (154 noticias)
Fuente:
nuriaruizfernandez.blogspot.com
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