Soy católico, apostólico y romano. Me eduqué en un colegio religioso del que guardo un gratisimo recuerdo.Pero ya en mi temprana edad albire que en el seno de la Iglesia hacia falta una renovacion o puesta al día. Les hablo de épocas anteriores al Vaticano II.

Han pasado los años y no he naufragado en mi FE. He tenido altibajos. Con la ayuda del varios sacerdotes he salido a flote en mis convicciones, pero al igual que un hijo trata de comprender y justificar la cara negativa de su madre, creo que muchos católicos deberiamos hablar si ambages con nuestra jeraquia inmediata, colaborar con ella, para evitar la degradación de nuestra religión en la sociedad actual.

Los enemigos del cristianismo y de sus dogmasexpandan su doctrina laica en contraposición con la de la Igleisa. Se vende como progreso y modernidad, lo que solo es denigracion de la condición humana. Y va para todos, desde abortistas, capitalistas sin escrupulos, politicos corruptos, y hasta curas pederastas.

Estoy al lado del Papa Francisco cuando dice que "Dios nos perdona, que espera que nuestra confesión para darnos su gracia" Dios perdona tatas veces porque nos sabe débiles. Pero no podemos estar de brazos cruzados ante al exigencia de la sociedad, que pide a la Iglesia un nuevo lenguaje y una nuevamanera de afrontra los problemas mas intimos del hombre en este siglo XXI.

La Iglesia debe, ahora mas que nunca, alinearse con los pobres, abandonar sus priviegios y seguir la senda iniciada hace unas decadas por los curas obreros, que, estano en el tajo al lado de sus hermanos, predicaban mas con su ejemplo que con sus sermones.

Hay que dejar atavicas costumbres. Si la mujer esta en todos los ambitos de la sociedad con cargos directivos, tambien tiene su papel en la iglesia, y no solo como auxiliar.

Si hay que ordenar mujeres, se las ordena. Si hay que admitir qu los curas se casen, se estudia y se aprueba. Solo asi pervivira con energia la istitución que fundó Cristo