¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Daniel Castaneda E. escriba una noticia?
Los tiempos son determinantes sólo para el hombre, el mundo por su propia naturaleza sabe como soportar aquellos cambios bruscos pero necesarios para el mantenimiento del orden establecido
La autoridad es dada al mundo y el dominio al hombre. El mundo nos recibe sin subjetividades nos proporciona las herramientas para el desarrollo humano, así como los vicios para la autodestrucción. El hombre antes que el hombre ha estado sujeto a vicisitudes, enfermedades y contingencias que le han convertido en un ser desconfiado o en un ser sensible. Los tiempos son determinantes sólo para el hombre, el mundo por su propia naturaleza sabe como soportar aquellos cambios bruscos pero necesarios para el mantenimiento del orden establecido. Los hombres cambian de manera perpleja dando incertidumbre, creando caos y destellando agonía.
El mundo sabe que hay que hacer en su momento dado, el hombre al inicio de cualquier nuevo suceso titubea, es la naturaleza del hombre que sienta pavor deja que las cosas varíen ante sus ojos no para observar y analizar; sino por el desconocimiento de aquello que existe antes que él, pero el hombre después de haber vivido la experiencia que le muestra que el mundo es un movimiento continuo ordenado, descubre que aquella experiencia ha cambiado su pensar de las cosas vistas y percibidas; ya que el cambio genera en el mundo real un nuevo escenario en donde el hombre tiene que iniciar de nuevo aquello que ya no existe o por meditaciones extremadamente profundas solo adecua lo existente a lo nuevo establecido por el cambio dado.
No hay hombre cuan poderoso sea en la tierra que tenga el poder de contener cualquier decisión del mundo que afecte todo lo alcanzado por ese hombre en toda su vida
El mundo con todos sus elementos mantendrá su permanencia y desarrollara todo lo proyectado; ya que lo que se produce del mundo es consumido por el mismo mundo. El hombre es accesorio a los designios del mundo, éste le condiciona desde su nacimiento, desarrollo y muerte. El mundo no busca especular con las acciones de los hombres; en realidad no busca nada en el hombre, éste es el que necesita del mundo para sobrevivir.
No hay hombre cuan poderoso sea en la tierra que tenga el poder de contener cualquier decisión del mundo que afecte todo lo alcanzado por ese hombre en toda su vida. Los que pretendan que pueden sabotear o influir en los designios del mundo, solo merecen la misericordia de quien esté autorizado e investido de tal virtud.