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El mate: la infusión más consumida y amada en Argentina. Compartirlo nos ayudó a sobrevivir más de una vez, ¿pero qué pasó cuando arrazó la pandemia?
Para mi el mate siempre significó ''amistad''. Constantemente fue el medio perfecto para acercarte a alguien en el lugar que sea, para incluir, para que una charla difícil se vuelva amena y fluida. Un rito que para muchos seres del mundo resulta tan extraño, y para los seres argentinos tan cotidiano.
''¡¿Comparten bombilla/pajilla/pajita/popote/sorbete con desconocidos?!''. Si. Porque somos todos amigos y amigas, hermanos y hermanas.
Sin embargo durante este año que pasó su significado cambió, pasó a ser parte del acercamiento en un sentido un tanto más lejano.
Muchas veces, atravesando la cuarentena de una pandemia muy cruel, la cosa en familia se volvió más monótona y distante. Pero el '¿querés un mate?' bastaba como excusa para volver a acercarse. Porque, si me preguntas a mi, sirve como reflejo de un montón de cosas que necesitas transmitirle al otro, y así se genera que ambos sientan que están siendo parte de lo mismo.
En el estudio: pura cábala
Yo miraba por la ventana un mundo que parecia tan diferente al que conociamos, y deseaba que volvamos a compartir ese mate con aquel que no se animaba a unirse al grupo de estudio. Sin vueltas, sin pensamientos previos.
Y en el estudio es pura cábala. Ya que muchas veces me ayudó a no desistir durante un año tan raro y desconocido.
Además tengo la convicción de que si algo de yerba húmeda cae casualmente en algún resumen, se aprueba.
¡Deseo tanto que volvamos a compartirlo como antes! Así, sin prejuicios.
Gracias al mate; porque no tiene lado malo.