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Complot contra Marilyn: crónica de un "suicidio" anunciado. Primera parte

24/02/2010 13:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El enigma de la muerte de Marilyn Monroe ha dejado de serlo hace tiempo. Pero es difícil contarlo porque intervienen como actores, personajes claves en la política americana

Más de 75 años después, su muerte patética sigue siendo un misterio, que, a lo Sherlock Holmes vamos a tratar de esclarecer en lo posible. O vamos a dejar por lo menos algunas pistas claras.

Marilyn Monroe aparece sobre las estrellas como una constelación ella sola. Alimentada por nuevas revelaciones, su leyenda sigue siendo arrolladora. Se han escrito en este tiempo más de 80 biografías, han aparecido 53 álbumes aproximadamente y dos libros de memorias de personas famosas: el de Joe Di Maggio y el de Arthur Miller, entre otros.

El culto de la actriz en yesqueros, estuches, llaveros, paraguas, maniquíes de ébano, etc… ha desaparecido virtualmente. Y hasta se ha olvidado aquella litografía del retrato hiperrealista que le hizo Andy Warhol antes de su muerte. Probablemente se podrían ver posters gigantes en Nueva York hoy y mañana pero este año, lo único que parece subsistir es la muñeca “Barbie” y el misterio de su trágica muerte, que desde luego podemos decir que no mereció.

Norma Jeane Baker, conocida como Marilyn Monroe, dejó al marcharse los fundamentos de una adoración. Una leyenda no se establece jamás a partir de una vida ordinaria y la suya ofrece la mejor mezcla de lo trágico y lo sublime. Se ha desechado la noción de que Marilyn fuera hija de madre soltera, pues Lisde Ford un investigador del Forense de Riverside ha encontrado copias de la partida de nacimiento en el apartamento de Martin Edward Mortensen, nacido en Hausgesund, Noruega, quien murió a los 85 años. Estaba casado con Gladys Baker, de la que pronto se divorció. En su partida de nacimiento Marilyn Monroe aparece como Norma Jean Mortensen nacida el 1 de junio 1926, hija Gladys Baker.

Ella era montadora de negativos en la firma Conslidation Film Industries. Tuvo una aventura amorosa con su compañero de labores Stanley Gifford. Cuando se dio cuenta que estaba embarazada, pidió a Stanley que reconociera al hijo que tuviera. Gifford se negó.

Gladys tuvo que ponerse a trabajar full time y tuvo que dejar a su hija Norma Jeane al cuidado de Albert e Ida Bolender que pertenecían a los Christian Scientists, eran muy religiosos y muy estrictos respecto a la pequeña Norma Jeane, porque una formación severa-pensaban-era buena para su futuro. Al cumplir siete años Norma Jeane volvió con su madre, pero eso duró poco. Su madre sufría esquizofrenia paranoide, al parecer hereditaria. Donald H. Wolfe en “El asesinato de Marilyn” dice que era maniaco-depresiva, condición que este escritor investigó en varios miembros de su familia”.

En 1934, Norma Jeane, dijo adiós a su madre que fue internada en un psiquiátrico. Pero antes Gladys habló con su amiga Grace Mckee, que aceptó con gusta la custodia de la pequeña. Por desgracia para la niña eso duró muy poco porque Grace se casó en 1935 y su marido no la aceptó a su lado. De forma que no quedaba más que el orfanato de Los Ángeles y hasta 1941 cambió de orfanatos varias veces o de padres adoptivos.

Una de las familias que le acogió alquiló una habitación a un actor conocido como Mr. Kimmel, un caballero muy respetable según la familia. Un día el actor hizo entrar a Norma Jeane en su habitación y la violó. Cuando la niña horrorizada trató de contárselo a la familia, su relato de lo sucedido no sólo fue creida sino que le insistieron en que Mr. Kimmel era todo un caballero incapaz de hacer una cosa así. Cuando Norma Jeane se convirtió en Marilyn, comentó: “El mundo a mi alrededor me parecía siniestro.

Tenía que disimular mucho para conseguir algo y mi único escape era… soñar en que había en alguna parte algo diferente que yo no conocía”. En 1942 estando con los MacKee, resultó que atravesaban tales estrecheces que le dijeron que se iban y no podía llevarle con ellos. Grace McKee le sugirió que su única salida era casarse. Conocía a una vecina, cuyo hijo Jim, 21 años, ella creía que necesitaba una novia… Norma Jeane y Jim se casaron justo la víspera del ataque japonés contra Pearl Harbour. Aunque ella tenía 16 años se afanó por aprender a llevar una casa y ser una buena esposa, pero él tuvo que alistarse en la Marina Mercante, que le envió a Nueva Guinea y diversos frentes del Pacífico. La joven esposa tenía que hacer algo o para vivir y se presentó en la Radio Plane Munition Factory, en que principalmente hacían y probaban paracaídas. Ella los inspeccionaba y también pintaba aviones y cosas por el estilo.

Así que se aburría esperando a que su esposo volviera de la guerra. Y así paso un año y luego otro… cuando un día un fotógrafo de ejército, el cabo David Conover estaba haciendo un reportaje sobre las tareas de las jóvenes trabajadoras en retaguardia para la revista “Yank”. Al presentarse a un grupo de chicas de la fábrica no pudo menos que fijarse en aquella muchacha, toda una belleza natural, como no había visto antes. Le propuso que trabajara para él modelando a 5$/hora y ella aceptó. Viajó con él sobre todo por California, aprendiendo a ser modelo.

Naturalmente atrajeron la atención varias de las tomas de Conover, quien dijo a Norma Jeane que la Agencia de Modelos “Blue Book” estaba interesada y al cabo de poco, Marilyn aparecía en la portada de más de 30 revistas de los Estados Unidos. Y se hizo famosa tal como había soñado. Un día se presentó el fotógrafo André de Dienes, que era un viejo para ella (tenía 32 años) y se enamoró Norma Jeane. Le urgió a que se divorciara del distante Jim. Para cuando lo hizo era 1946.

Otro fotógrafo no menos vivo Tom Kelley la hizo posar desnuda por 50 dólares. La foto-escándalo del calendario de 1953 recorrió los frentes de Corea y de otras guerras. Le inventaron amantes por todas las esquinas. El matrimonio le parecía a ella en extremo aburrido y soñaba con dedicarse al cine. Se sumergió en las clases de drama, canto y baile con disciplina. Sus profesores Phoebge Brand y Donald Wolfe, luego autor de “El asesinato de Marilyn” admiraban su coraje, su determinación y su belleza natural. Pero no sus vacilaciones súbitas y su falta de sentido del humor.

El jefe de personal Ben Lyon e la 20th Century Fox tras muchas pruebas, conversaciones y sesiones de drama, le admitió con un sueldo de 75$ a la semana, Ben Lyon le sugirió que se pusiera otro nombre y ella eligió el de Carol Lind, pero su jefe apuntó el de Marilyn permitiéndole elegir apellido y ella eligió el de Monroe, el apellido de soltera de su madre. Había nacido Marilyn Monroe.

Esa anécdota la contó después miles de veces. Su decisión más correcta fue el entrar en el “actors Studio” que había del el oasis de Hollywod. Donald Spoto dice que fue donde ella maduró y se dio cuenta de donde ponía sus pies.

Según Guillermo Delahanty en un buen ensayo-resumen, nos señala: “Ella fue una mujer tímida, con un profundo complejo de inferioridad. Ambigua. Conformó una frágil estructura narcisista cuya identificación la elaboró con los múltiples colores de un prisma a veces negro por las figuras-recuerdo de su infancia. Un caleidoscopio Sin la opción de aliarse a una persona que le ofreciera continuidad, perseverancia, seguridad, ni confianza.

Compartió su cama con varios hombres. Cierto que le atraía el hombre de turno. Ella estaba con él pero muchas veces ausente emocionalmente. En ocasiones los tropiezos eróticos fueron resultado de un deseo, pero, en otros… útiles como trampolín. De cualquier manera su vida amorosa encubría su insaciable hambre de afecto. Mientras más perturbadas son las relaciones emocionales, se adoptan las formas sexuales como recurso para cubrir la carencia de amor. Con Kennedy eso no rezó en absoluto: le quería. Era su amante, su héroe y su padre a vez, todopoderoso. El le contaba los entretelones de la vida política y ella llegó a interesarse. Eso le llevó de la mano a su triste fin.

Aquí debería venir el capítulo de sus hombres "legales", sus maridos pero eso es más conocido y andamos mal de tiempo y espacio-y pasaremos por encima. Eso no es misterioso: su vida con Joe DiMaggio y Arthur Miller son un libro abierto a cualquiera. Hablaremos de lo que hemos podido averiguar de su vida menos conocida y de su muerte que constituye un capítulo de misterio, de complots amorosos, de médicos inescrupulosos, de políticos corruptos, de policías manipulados. Eso no cuadra con sus hombres “legales”.

El beisbolero Joe DiMaggio fue realmente un marido extraordinario y comprensivo, atento a sus problemas y dispuesto a sacarle las patas de barro siempre que podía. Contaremos sólo un episodio de su breve matrimonio: siendo modelo y call-girl, le ofrecieron un papel en el cine porno que aceptó. Cobró y se olvidó. El matrimonio de dos grandes estrellas del país afiló los dientes de los buscadores de pecados de las celebridades y el coleccionista Meyer Morgan consiguó la película de 16 minutos de la que alguien copió y vendió alguna secuencia realmente verde. Joe Di Maggio lo supo, lo comprendió y buscó al propietario ofreciéndole hasta 30.000 dólares por ella. No la consiguió aunque pensaba gastar mucho más para quitarle a Marilyn su primer insomnio y dolor de cabeza. Pero quien, quien naturalmente la consiguió fue Edgar Hoover tachando a la actriz de perversión sexual y otras cosas, con un sello de “Seguridad Interna”. Pero Hoover quedó decepcionado ya que la pareja de Marilyn no era ninguna persona conocida y desde luego ningún Kennedy

Una tentativa de segundo matrimonio con el escritor Arthur Miller fracasó, a pesar de la paciencia de éste -la misma que había tenido el pelotero Joe Di Maggio- ocho años antes, Algunos de los íntimos de la actriz en Los Ángeles le aconsejaron un cambio de aires y el millonario Frederick Vanderbilt Field, la aceptó como huésped de su familia en Ciudad de México. Considerado por el FBI como de izquierda radical Vanderbilt Field estaba bajo estrecha vigilancia aun fuera de los Estados Unidos. Dos hombres de gris de Hoover les seguían descaradamente y su ficha en el FBI llenaba miles de folios. Ahora ella era no sólo un peligro para la moral sino también para la propia seguridad del estado. Y eso también fue un elemento determinante en su fin.

Al conocer que Marilyn iba a su rancho, el FBI -muy secretamente- le inventó un acompañante más joven que ella, varonil, escritor de guiones de cine, etc, un tal José Bolanos. Era también el hombre dedicado a seguir sus pasos día y noche. Pertenecía al FBI. Se llamaba Bolanos.

A. Summers, un escritor valiente, por la verdad

A las muchas biografías que se escribieron de ella como sex symbol y como actriz, se unen las dos de puede no ser algo fuera de lo corriente, obras de Anthony Summers-”Diosa. Las vidas secretas de Marilyn Monroe” dedicada a la actriz a la que completa con otra sobre la vida del jefe y fundador del FBI (Buró Federal de Investigaciones) Edgar Hoover, desde 1927 hasta su muerte en 1971). Por cierto que Hoover hizo una visita a unos estudios de cine en Hollywood y estrechó la mano de su “amiga”. Hoover era gay. Summers tiene muchas páginas novedosas y reveladoras de los personajes a los que el FBI perseguía. Se titula “Oficial y confidencial”. En ella se ha basado también este relato de “de Diáspora Web”, sin olvidar otras muchas fuentes.

El de Summers es un libro que contiene revelaciones en torno a la muerte de la actriz. Summers se inclina claramente por el asesinato y aporta pruebas.

Los Kennedy llegaron a América desde Irlanda en 1848 y para llegar a las dos grandes aficiones casi patológicas de John Fitzgerald, de Robert y de Edward (las faldas y la política)bastaría estudiar las de su progenitor, Joe, el primer Kennedy americano egresado de Harvard, especulador, banquero, católico de la ultraderecha, el gran soporte financiero del presidente Franklin D. Roosevelt (quien le perdonaba todo hasta sus simpatías por Hitler) para poder ganar las siguientes elecciones con dólares Kennedy.

Alcalde eficaz de Boston, Joe aprovechó el crack de 1929 para enriquecerse en el negocio de los alcoholes (en los días de la prohibición). Era amigo de los gángsters Costello, Lanski y otros. E hizo dinero como productor de cine en Hollywood. Seductor y amante de la célebre actriz Gloria Swanson, desarolló idéntica pasión que su hijo por Marilyn. Las leyes de la genética mostraron su eficacia con los Kennedy.

Summers se extiende en torno a los flirteos sentimentales del Presidente Kennedy empezando por el de la actriz Angie Dickison, en Palm Springs (los agentes del FBI de la custodia presidencial, le pasaban la noticia a Edgar J. Hoover, su omnipotente jefe). Naturalmente hacía grabaciones de esos idilios, un preludio de los que siguieron en cadena en los 60. Hoover, pues, sabía y cuidaba de todos esos "trapos sucios" de gente importante que manipulaba, para poder seguir al frente del FBI. También los sabía la mafia. Aunque Summers dice que "según los datos que disponemos ya hubo alguna aventura de Kennedy con Marilyn en los años 50....

Kennedy tras la campaña presidencial de 1960

Él y Marilyn tenían su nido de amor en Santa Mónica en casa del actor Peter Lawford, su cuñado. Algunos autores dicen que a la pareja el riesgo de esos amores clandestinos e intensos les gustaba y les unía. La atracción mutua iba más allá del sexo, Marilyn había adquirido un original sentido del humor que no tenía antes. El periodista de la United Press, Vernon Scott les admiraba:”Ella lucía maravillosa. Jamás se había visto en Hollywood una mujer con tanto sex appeal. Para Kennedy conocedor del tema de faldas encarnaba ella la mujer ideal.

El Dr. Greenson que era quien trataba después a la actriz, decía: “Marilyn es un soldado Su comandante en jefe era el hombre más poderoso del mundo”. El primer deber de un soldado es el de obedecer a ciegas. Él le dice “haz esto” y lo hace. La actriz en 1959 afirmaba que Kennedy iba a transformar el país. Conocía todos sus libros y sostenía que con él pronto ya no habría pobres. Le comparaba a Lincoln y a Franklin d. Roosevelt, de quien su padre había sido el sostén, George Smathers amigo de la pareja reveló después que Marilyn le pidió a John F. que le permitiera establecerse en Washington y tener algo que hacer en la Casa Blanca. No le dijo que no, pero él temía que Jackie les descubriera.

Pero en la campaña de 1960, conociendo por el propio Dr. Greenson las debilidades de Marilyn por las drogas y el alcohol encargó a Charles Spalding que se estableciera en Los Ángeles, próximo a la casa de Marilyn y la controlara y que sobre todo todo se enterara de sus conversaciones y de gente desconocida.

La inestabilidad de Marilyn se acentuaba cuando él no estaba. Durante una ausencia por motivos electorales, la actriz se puso a llorar, histérica y Pat Kennedy, esposa de Lawford, le consolaba. Vernon Scott decía que había en ella dos personas: Norman Jeane, una marioneta, insegura de sí misma, despavorida, mezquina y una gran persona que controlaba a Norman Jeane, generosa, llena de humor, inteligente. Es decir que el fenómeno del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, con faldas, en cierto modo se repetía. Se recodará que ese personaje de ficción lo creo el genial Stevenson.

Desde un nacimiento más que humilde a llegar casi a la Casa Blanca por la puerta trasera. Podría ser ficción. Pero ocurrió. El personaje principal debía ser eliminado

De hecho, el entonces senador Kennedy había puesto su futuro político en manos de un equipo de actrices, periodistas y gente brillante que conociendo el secreto de su idilio, pudieran contrarrestarlo, por lo menos hasta que su candidatura triunfara. Claro que tenía enemigas poderosas como Florence M. Kater, que había hecho una campaña epistolar contra él en 1959. Pero los tiros no iban contra Marilyn, cuyo nombre no había aparecido todavía, sino contra Pamela Turnure, ayudante del senador, y también amante ocasional... Incluso en mayo 1960, cuatro días después de la victoria de Kennedy en las primarias de Virginia, habló en un mitin contra Kennedy. Se acalló nombrando a Pamela, ayudante de su esposa Jackie.

De vuelta a Hollywood, aparentemente más relajada, Marilyn se encontró de nuevo -y no por casualidad- con el Presidente Kennedy. La ficha de Marilyn en el FBI, ha sido parcialmente desclasificada, aunque tan tachada con tinta negra que en realidad su biografía sólo puede seguirse con textos de periodistas y escritores. Pero se sabe que el 23 de marzo 1962 pasó la noche con el presidente Kennedy, en el rancho del famoso actor y cantante Frank Sinatra, en Palm Springs. Según datos del FBI la primera “luna de miel” la tuvieron secretamente en Nueva York, en 1960. Y en la misma ciudad, tuvieron encuentros en el Hotel Carlyle y en el hotel de Malibú. Volaban en aviones de la Air Force One, para no llamar la atención.

En abril, Robert iba a la costa los fines de semana para estar en compañía de su hermano y su amante. Un testigo de estos encuentros comentó: "Para Jack (el presidente Kennedy) Marilyn no era como las demás las mujeres, era su talismán. Bob-se dice-también estaba enamorado de ella.

Marilyn talismán del Presidente, en la mira del FBI

Las relaciones de John Fitzgerald Kennedy con Marilyn continuaron más o menos interrumpidas. Y en esos días gloriosos en que el Presidente más joven de la historia de los Estados Unidos, era el hombre más adulado de la nación "por ellas" sobre todo, ella era la primera. El cenit de esa relación llegó - como el regalo de una muñeca delicada y esplendorosa, aunque de carne y hueso para el líder de la democracia americana en su 45 aniversario, (un día de junio del fatídico 1962). América le regalaba a Marilyn.

Ante 25.000 personas en una noche delirante todos oyeron en silencio en el Madison Square Garden a Marilyn cantar el "Happy Birthday, Mister President" ante todas las cámaras de televisión del país y cientos de fotógrafos. Hay mil versiones del hecho -según las filias o las fobias de las comadres de Hollywood, pero en los archivos de la Casa Blanca, seguramente por presión de Jacqueline Kennedy, Marilyn no figura ni como invitada en el festejo.

A pesar de Jackie se siguieron viendo y amando. Ella no era una amante más. Conocía al presidente desde que era senador. Estaba al tanto de la actualidad y es probable que hablaran de todo. Tenían escuchas de la Mafia donde quiera que fueran. Los Kennedy eran muy imprudentes.

Tanto como para compartir cama con los jefes de la mafia, pues desde febrero 1960 John F. y Sam Giancana tenían la misma amante Judith Campbell-Exner, que le había presentado Frank Sinatra. El gangster Giancana le dijo una vez a Judith: “Si yo no hubiera intervenido en las elecciones 1960, tu amiguito no estaría hoy en la Casa Blanca”. Cosa cierta: la mafia se volcó en favor de Kennedy y él lo sabía. Sus relaciones eran buenas. Coincidencia genética, el padre del presidente Kennedy, Joe, el viejo Joe, había compartido cama en los mejores días de su largo idilio con Gloria Swanson, con los gángsters Costello y Lanski.

Dos elementos aparentemente inconexos se sumaron para que el Presidente Kennedy se diera cuenta de que tenía que romper con Marilyn: uno la advertencia de Jackie de que lo del Todo Hollywood y el Todo Washington juntos y alegremente no podía repetirse más o si no ella se iría derecha a la prensa apoyada incluso por algunos miembros del clan Kennedy y lo contaría todo. Si se descubrieran las conexiones realmente amorosas de los dos personajes más famosos de América, Kennedy podía despedirse de una próxima reelección porque los católicos y sus fans le dejarían de lado. Y habría divorcio. Ella se quedará con los hijos.

Y el otro elemento fue una advertencia severa de Hoover de que ya las malas lenguas habían ligado a un artista (Frank Sinatra) mafioso, y su Rat-Band con la pareja y se sabía de sobra dónde pasaban algunos fines de semana los amantes en lugares estratégicos del rancho de Sinatra en Palm Springs, -burlando a los guardaespaldas y a la policía. La mafia también tenía instalados micrófonos por encargo de Jimmy Hoffa, que se la tenía jurada a los Kennedy especialmente al presidente. Esto se supo por el detective privado Fred Otash, entrevistado por Sylvia Chase.

J. Edgar Hoover, le advirtió a JFK que cualquier posterior encuentro con la señorita Monroe podría poner en peligro la seguridad del Estado… y su carrera, aparte del clan.

Kennedy tomó en serio las dos advertencias y decidió romper con Marilyn, es decir, romper el juguete. Le costaría Había cientos, miles, disponibles, pero estaban en juego los Kennedy, su mandato presidencial y otros por llegar, su figura política, y la seguridad del estado. Los secretos de almohada habían sido tantos y tomó decisiones y las pasó casi desde el Despacho Oval hacia la cama...

Llegó a decisiones heroicas. Conocemos algunas: no se respondería más en el teléfono las llamadas de Marilyn Monroe a la Casa Blanca. Se devolverían sus notas escritas. Vacío absoluto, total. "No conocemos a esa persona" –le decía a la telefonista. Fue una herida sangrante para ella, cruel y hasta el comportamiento laboral -como actriz- se resintió, con ausencias injustificadas en el rodaje de "Los Inadaptados", que le convirtieron de verdad en una personas más inadaptada todavía para el trabajo y estuvo a punto de echar a perder la película. Hubo un pleito con el director George Cukor, a pesar de que la trataba como un padre, pero, lo peor, es que ella empezó a tomar barbitúricos mezclados con alcohol a cualquier hora del día o de la noche. Y el insomnio.

Marilyn, un coeficiente intelectual (IQ) extraordinario

Marilyn se sometió al sicoanálisis de la freudiana Marianne Kris después de unas sesiones con la Dra. Margaret Honenberg porque “la excesiva introspección había agravado su falta de confianza en sí misma. Su gran intuición sufrió. Marilyn tenía un altísimo IQ (Conciente Intelectual) superior, se ha dicho, que al de Einstein, uno de los personajes que ella más admiraba. Marianne Kris le tuvo unos días de encierro voluntario, pero obligatorio que agravaron sus males y de ella pasó la actriz, ya desesperada, al Dr. Ralph Greenson que le grababa cintas y había de ser el gran chivato y quizás el que invento “el suicidio, voluntario o forzoso para salir del gran problema. Y él fue el que en cierto modo aceleró la hora de su muerte agudizando su inestabilidad con “Nembutal”, dosis de caballo. La táctica de éste fue denunciada por el escritor Donald Spoto, “desastrosa”.

Como Marilyn se expresaba en voz alta contra los hermanos, (ya había cruzado la tenue línea amor loco/odio ciego y eso llegó a oídos del Presidente comenta Summers: "Finalmente Jack Kennedy encargó a su hermano Bobby que fuera a California y la calmara. Mientras consolaba a la Monroe, Robert siguió el ejemplo de su hermano mayor y cayó en en los brazos de la actriz. Según Peter Lawford no era la intención de Bobby, pero se hicieron amantes... y la aventura se volvió muy intensa casi de inmediato.

Lawford opinó una vez que de “táctica” la cosa pasó a los sentimientos Poco después ella dijo que Bob estaba enamorado y que le había prometido casarse con ella." "Era -termina Summers ese párrafo- como si la actriz viera en Bob a su hermano Jack”. El FBI los seguía muy de cerca y afirmaba que Bob preparaba el divorcio a pesar de ser el padre de 9 hijos.

Todo eso, por supuesto, lo grababa el jefe del FBI a quien recientemente el periodista Javier Valenzuela en un trabajo enviado a Madrid desde Washington, le calificaba de "paranoico" a lo que Summers no se atreve. La cuestión es que -terminamos con el relato del escritor - "según documentos muy censurados del FBI, durante una visita en junio 1962, Marilyn almorzó con el Ministro de Justicia (Bobby Kennedy) en casa de Peter Lawford. Durante la conversación banal, ella le preguntó sobre la moralidad de las pruebas nucleares en el Pacífico".

En los días álgidos de la guerra fría, aunque Summers no indica cuál fue la respuesta de Bobby, eso debió abrir desmesuradamente los ojos y oídos de Edgar Hoover, un maccarthista furibundo que se supone seguía a los fantasmas y espías de Moscú a través de los amigos izquierdistas de Marilyn (sin duda se refería a su ex-esposo Arthur Miller) y temía que anduvieran rondando el nido de los amantes. Eso justificó, legalizó, las escuchas puestas a Robert Kennedy, que eran ilegales. Y según Summers, Sam Giancana uno de los capos de la mafia, se enteraba de todo y estaba seguro de que tenía cartas suficientes en la manga para sacarlas sobre el tapete y echar a los Kennedy de la Casa Blanca utilizando a Marilyn Monroe. El odio era mutuo. Aunque podía aprovecharse para captar simpatías.

Los zares del juego y la suerte de Marilyn

Hay cosas, complementarias, también increíbles: el presidente semanas antes había recomendado a su hermano Bob la toma de “medidas drásticas” contra su ex-amante. Bob ahora las aceptaba. ¿Qué medidas drásticas?. Summers recuerda: “Ya en 1992, Chuck el medio hermano de Sam Giancana afirmó que desde Chicago Sam había ordenado en los años 60 que eliminaran a la Monroe con una inyección: “Con su muerte la aventura de Bobby Kennedy con la estrella saldría a luz pública… quizás entonces sería posible terminar con el imperio de los Camelot”.

La historia seguía inexorable. "Mientras tanto -dice Herald, otra estrella, había caído en desgracia de los Kennedy. Inexplicablemente a fines de julio el actor mencionado llevó a Marilyn, un fin de semana, al hotel Cal-Neva, en el Lago Tahoe, un notorio lugar de reunión de la mafia regentado por los zares del juego, Sam Giancana y Paul D'Amato. ¿Trataron sus amigos gangsters de hacer que Marilyn interviniera en un complot contra los Kennedy? ¿Se negó ella a tomar parte en sus proyectos? Sea como fuere, ella abandonó el lugar encolerizada y voló de regreso a Los Ángeles. ¿Advirtió a los Kennedy del peligro que corrían? Misterio. (revista “Visión”)

Pero la tragedia se mascaba en julio de 1962. Marilyn ni trabajaba, ni salía de casa. Solo para ver al Dr. Greenson, que estaba en el complot en su contra. Le llevaba en coche hasta la consulta la señora Murray, que ejercía además como espía). Pero un mes antes de su muerte salio para retirar los documentos que tenía depositados en la A-1 de “Lock and Safe Company”, para guardarlos en su casa probablemente en el archivador del bungalow de huéspedes cuya cerradura apareció violentada en la triste mañana de 5 de agosto siguiente. Marilyn seguía escribiendo incansable en su diario. El periodista James Bacon lo recuerda muy bien, lo mismo que Mike Rothmiller que trabajaban en la unidad de información sobre el crimen organizado. Muchas de las anotaciones se referían a John F. Kennedy.

El sábado 4 amanecía como otro día cualquiera de los últimos meses, en casa de Marilyn. Por la mañana le visitó Pat Newcomb, su jefe de prensa (y también aliada a los del complot). Ella, como de costumbre, había dormido mal y no estaba de humor. Al poco llegó el Dr. Greenson y se dio cuenta que su ayudante o el interno Dr. Hyman Engelberg le había hecho una receta o para otro frasco de “Nembutal”. También habló ella con Joe Di Maggio Jr. hijo de su ex-marido.

Unos días antes el propio Di Maggio le había llevado al lago Tahoe en Cal-Neva y hablaron tranquilamente, bromearon y hasta ella dijo “¿Qué tal si nos volvemos a casar?”. Casualmente también estaba allí el mafioso Sam Giancana, pero Di Maggio pensó que tal vez Marilyn le había pedido que fuera. Este lugar lo frecuentaba gente de la “Band-Rack” de Frank Sinatra y de ese tipo.

Wolfe dice que Kennedy había estado esos días con Frank Sinatra quien participaba en su preocupación de que Marilyn pudiera filtrar a la prensa lo que sabía, cualquier día.

Ella estaba furiosa contra ellos por el vacío y la guerra de silencio que le habían montado. El sábado, Marilyn habló también con su peluquero Sidnay Guidaroff y comentó asimismo su indignación con los Kennedy, pero ella sabía demasiado, etc, y... lo mismo le dijo a José Bolanos, aquel que el FBI le envió a vigilarle en su viaje a México con el que terminó siendo amiga. Eso era una gran imprudencia pero estaba obsesionada y nadie parecía querer ayudarle.

Siguiendo el libro de Summers, el 4 de agosto de 1962, Robert Kennedy llegó en avión a Los Ángeles.

Sobre esa visita Norman Jeffries, el cuñado de Eunice Murray (que estaba de lado de la actriz, enfermo, pero muy consciente) afirma que entre las 9:30 y 10:30 vio a Robert Kennedy con otros dos hombres entrando en casa de Marilyn que estaba nerviosísima, pero digamos bien. Bob le ordenó a él y a la Sra. Murray, que salieran un rato fuera de la casa y esperaran a que la entrevista terminara. Los dos salieron y esperaron en una casa vecina. A las 10:30, los visitantes se fueron sin despedirse.

Una vecina de Marilyn, Elizabeth Pollard y su hermana confirmaron haber visto a Robert Kennedy acompañado de dos hombres entrar en la casa, pero dijo que serían las 6 o las 7 de la tarde. Llevaban una gran caja “médica” negra.

No es de extrañar desde su prisma, que acompañado de su cuñado Peter Lawford y otra persona, Bob se hubiera dirigido nada más llegar a casa de Marilyn para cantarle las cuarenta. Según Lawford-que estaba allí-hubo una pelea desagradable. Marilyn confesó que lo primero que pensaba hacer el lunes por la mañana era convocar una rueda de prensa para decirle al mundo la clase de trato que estaba recibiendo a manos de los hermanos Kennedy.…” Bobby se puso pálido. De forma muy clara, le dijo a la actriz que le conminaba a dejarlos en paz a los dos y que se habían acabado las llamadas telefónicas a la Casa Blanca, las cartas y todo.”“La crisis dista mucho de haberse terminado”, dijo lugubremente Robert Kennedy. Aunque no hablaron del libro rojo, eso también inquietaba a Bob.

“Lawford comentó que la discusión terminó con un ataque de histeria por parte de la Monroe de manera que tuvieron que forcejear con ella para dominarla y luego hicieron una llamada urgente al psiquiatra de la actriz Dr. Greenson. Este acudió a casa de la actriz y cuando creyó que la había calmado se fue a cenar”.


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