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La justicia española ha rechazado extraditar a EEUU a Javier Martín-Artajo, exdirectivo español del banco JP Morgan, acusado allí de provocar enormes pérdidas en el caso conocido como la 'Ballena de Londres', informó este jueves una fuente judicial.
La Audiencia Nacional ha decidido no entregarlo debido a que se trata de un nacional español y a que el delito se cometió en el Reino Unido, "fuera del estado requirente".
Los magistrados de la Sección Tercera de la Sala Penal de la Audiencia Nacional recuerdan que Martín-Artajo trabajaba en la oficina de JP Morgan en Londres, "por lo cual el hecho delictivo que motiva la extradición en cuanto a su actividad para su comisión se ha producido fuera del Estado requirente".
De la misma manera, también se produjo fuera de EEUU "el resultado que se dice perseguido penalmente: pues si entendemos que se refiere a la alteración del valor real de la cotización de los títulos gestionados desde Reino Unido en la oficina de Londres, el resultado realmente se produjo en el Reino Unido", aunque luego las cuentas se consolidaran en la corporación bancaria en Nueva York.
Los magistrados españoles consideran, pues, que, puesto que los hechos no tuvieron lugar en EEUU, la nacionalidad española del requerido "se erige en el núcleo esencial y determinante para denegar la extradición".
No obstante, dejan la puerta abierta a que las autoridades estadounidenses ejecuten ante la justicia española las acciones penales que crean convenientes.
Las autoridades estadounidenses iniciaron en 2013 un proceso penal contra Martín-Artajo, que dirigía la estrategia de corretaje de un servicio de inversiones de JP Morgan en Londres, y contra el francés Julien Grout, uno de sus subordinados, por el escándalo de la 'Ballena de Londres'.
Este era el apodo de Bruno Iksil, un traer francés también subordinado del español, que causó millonarias pérdidas al banco y que llegó a un acuerdo con las autoridades estadounidenses a cambio de no ser procesado.
Grout y Martín-Artajo son sospechosos de haber falsificado las cuentas internas del banco para disimular pérdidas por 6.200 millones de dólares por productos derivados de créditos europeos en 2012.