Sánchez puso el listón de ejemplaridad muy alto cuando estaba en la oposición y la regeneración que defendió ahora la sufre en su propio Gobierno. La verdad es que se trata de un acoso constante de la derecha que no puede soportar ver en España un gobierno progresista. Pero la verdad es que en un país en el que no se dimitía por sistema, dos ministros del Gobierno Socialista, Maxím Huerta y Carmen Montón han dejado sus cargos ya. Y ahora Pedro Duque y Dolores Delgado están también en el punto de mira. Sobre todo la ministra de Justicia, que con sus amistades comprometidas se sostiene en el Gobierno al filo del abismo. Hasta Pablo Iglesias ha dictado sentencia, y es que irse de mariscada con una de las ratas más destacada de las cloacas del Estado no dice nada bueno de Dolores Delgado. Y luego está, por descontado, la persecución y el hostigamiento que tanto PP como Cs están descargando con rabia y denuedo.

Claro que lo que reclamen zánganos pusilánimes como estos, arremetiendo contra el Presidente del Gobierno con frases como: <<Que Sánchez no anteponga su sillón a los intereses de España>>, es cuando menos curioso, si no propio de un mastuerzo. La formación naranja desbarra cuando habla de sillones y de intereses, como todos sabemos, Ciudadanos, con tal de obtener tributo del poder, se asocia con quien sea, siempre que pille cacho, evidentemente. Por eso, a lo largo y ancho del territorio español podemos ver alianzas y apoyos que los de Rivera dan a la derecha, a la izquierda y a belcebú si hay prebendas o sillas en juego.

Además, este espabilado, que como quien tiene todo en regla, puso en duda en el Congreso el doctorado del Presidente del Gobierno, resulta que tiene su currículum modificado en la Web de la Cámara, donde han volado como por arte de magia, un doctorado en Derecho Constitucional, un máster en Derecho en Esade (Universidad Ramón Llull) y un curso de marketing político en la Universidad George Washington en el año 2009. Parece ser que se ha ido por las patas, como buen farsante, ante una posible investigación sobre su titulación y su consiguiente dimisión. En una cosa sí tenía razón Montón, todos no son iguales, este bribón miserable padece de incapacidad de renuncia.

El gobierno de Sánchez sufre un acoso constante de la derecha que no puede soportar ver en España un gobierno progresista

Luego está la táctica despreciable del PP, acondicionando al Senado para tener un protagonismo como el que posiblemente no ha ejercido nunca en democracia. El Grupo Popular no precisa de la ayuda de Ciudadanos para controlar la agenda y esto les habilita políticamente para golpear en dos direcciones distintas al mismo tiempo; contra el PSOE, y contra el vivo de Albert Rivera.

En definitiva, entendemos que la política ha sido creada con el fin de representar al pueblo y administrar sus bienes y recursos eficientemente, garantizando su máximo aprovechamiento para configurar un Estado cuyo desarrollo sostenible sea favorable. Esto significa que la prioridad para cualquier político debería tener como principio fundamental anteponer el bienestar de la ciudadanía a sus propios y particulares intereses. Pero la realidad es muy diferente. Algunos entienden la política como una profesión donde todo vale con tal de mantenerse en el puesto, o de causar un daño al adversario innecesario aunque en el camino el verdadero perjudicado sea el ciudadano de la calle.

Total, que a estos ptolomeicos para los que el pueblo debe girar en torno a ellos como vagabundos a su servicio, sólo les importa su patrimonio egocéntrico; son cochambrosos excrementos de una pútrida política fascista, de marcado encaje imperialista.